31/10/09

Verloso de Felipe Soto Viterbo en W Radio

Para escuchar el comentario, vayan por favor a:

http://www.wradio.com.mx/programa.aspx?id=795393&au=900054

¡Ojalá les guste!

25/10/09

Nombrarlos a todos

Hoy aparece mi artículo "Nombrarlos a todos" en El Universal. Por si se les antoja leerlo, aquí va el enlace:

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/46078.html

18/10/09

Lenguaje e imágenes balbuceantes

“Palabras de sobrevivencia, palabras derrotadas, palabras
de ceniza, palabras para salvarnos” palabras e imágenes que
Sandra Lorenzano —autora de Escrituras de sobrevivencia y
Aproximaciones a Sor Juana— hila y entrelaza en este texto
en el que la guerra y el horror; los nombres y las ausencias; el
pasado y el presente hablan por sí mismos.


Si quieren ver el artículo, está en:
http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/2506/pdfs/76-80.pdf

11/10/09

La cama es mi Plaza de Marrakesh

En el suplemente Kiosko de El Universal de hoy aparece mi artículo "La cama es mi Plaza de Marrakesh".

Mañana lo subo al blog. Prometido!

4/10/09

"La justicia" en la Suprema Corte

En El Universal de hoy

México D.F., a 4 de octubre de 2009

"La justicia” en la Suprema Corte

Sandra Lorenzano



En México hay un altísimo porcentaje de personas en la cárcel esperando que les dicten sentencia. La duración de los procesos (y la referencia a Kafka implícita en este término no parece casual) excede vergonzosamente los plazos establecidos por la Constitución. Esto quiere decir que quizá muchos de quienes (sobre)pueblan nuestros reclusorios sean inocentes, o hayan ya cumplido el tiempo que les correspondería como pena. Por supuesto, la mayor parte de estas demoras se da entre gente de escasos recursos, entre otras cosas por la ineficiencia y la corrupción de los “abogados de oficio”, tal como lo reportan los informes de la Comisión de Derechos Humanos del DF sobre el tema. Archivos y más archivos, expedientes y más expedientes se acumulan, amontonados, amarillentos, olvidados, postergados, en más de una oficina. Ya lo contó José Clemente Orozco en uno de los murales que pintó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y este es sólo uno de los vicios de nuestro sistema judicial.
Por otra parte, muchos delincuentes circulan libremente junto a nosotros, habiendo convertido a nuestro país en uno de los más violentos e inseguros del mundo. Claro que muchas veces estos delincuentes usan uniforme u ocupan cargos públicos.

De estos temas habla, entre otras cosas, la obra que Rafael Cauduro realizó, casi siete décadas después que el muralista tapatío, también para la SCJN. Su título es La historia de la justicia en México y fue inaugurada el pasado mes de julio. De estos temas habla. De las terribles fallas del sistema de justicia mexicano. O dicho de otra manera: de algunos de los rostros de los condenados de la Tierra.

En una superficie de 290 metros formada por ocho muros ubicados en tres niveles, en la llamada “escalera de magistrados”, los “siete crímenes mayores” que ahí aparecen son una bofetada de realidad en el recinto que ocupa la autoridad máxima del Poder Judicial. Imágenes de homicidios, violación, secuestros, torturas, procesos viciados, represión estatal nos golpean desde esas paredes convertidas en denuncia y recordatorio permanente de nuestra ensangrentada cotidianidad.

¿Habrán pensado en algo así los máximos jueces de la nación al encargar el proyecto? El día de la inauguración, el ministro Ortiz Mayagoitia hizo votos para que las futuras generaciones vieran esta crítica como aquello que nuestro país logró superar. El pintor fue quizá menos optimista; frente al panorama actual no se trata, dijo, de hacer “celebraciones” de ningún tipo al hablar de la justicia.

Por supuesto que, a pesar de una que otra denuncia, son mucho más tranquilizadoras las imágenes creadas por Luis Nishizawa, Leopoldo Flores e Ismael Ramos para las otras tres esquinas del recinto. La propuesta de Cauduro es artísticamente sorprendente. Simbólicamente brutal. No parece haber salida posible en los relatos que cuentan esos muros convertidos en pesadilla.

Allí está el tzompantli cuya vista recibe cada día a los ministros cuando pasan del estacionamiento a la puerta del elevador que los llevará a sus oficinas. No dudo que muchos de ellos entren mirando al suelo o desviando los ojos. Las hileras de cráneos sobrecogen a pesar de la pátina que les da el “tranquilizante” relato de la arqueología. Está también la “sala de expedientes” —mi fragmento favorito del mural—, con el óxido que cubre por igual los legajos y los rostros desesperanzados que alcanzan a vislumbrarse en los cajones, como fantasmas de la angustia y la resignación. Sobre otro de los paneles, la perspectiva nos envuelve en el vértigo de la caída para llevarnos al fondo de un pozo; allí compartimos el espacio con un cuerpo cuya silueta está señalada con una línea blanca.

¿Quién ha cometido el crimen? ¿Alguno de los cientos de reclusos que se asoman por los barrotes de una cárcel cuya diabólica estructura se pierde en un horizonte sin salidas? ¿O el secuestrador que tiene arrinconado en un cuarto a un hombre de camisa blanca y corbata? ¿O tal vez el que ha violado a la mujer que sangra sobre una silla? ¿O quizá alguno de los que miran desde “afuera” como si se tratara sólo de un espectáculo? Lo turbio, lo oscuro, lo perverso, lo violento de nuestra sociedad y su sistema de justicia está ahora sobre los muros que ven cada día los funcionarios del máximo tribunal de la nación. Ni más ni menos.

El trabajo de planos y perspectivas es magistral. El mensaje, desconsolador. Esas escenas que rematan con la represión a una marcha que a, su vez, sale de una pared grafiteada que, a su vez, es parte de los cuerpos de los soldados que, a su vez… en un juego de cajas chinas que recuerda en algo a los laberintos visuales de Escher, pero pasados por el horror de nuestra realidad nacional, buscan la continuidad entre la calle y el silencio del recinto. El inicio de la escalera está junto a una puerta que da al exterior. La semejanza que desde ahí se ve entre lo pintado por Cauduro y el “cuadro viviente” que ofrece el Centro Histórico no es mera coincidencia.

En el último piso unos uniformados montan guardia sobre los vidrios (de hecho, Rafael Cauduro fue el único de los artistas invitados a pintar en los muros de la Corte que utilizó y modificó también las ventanas). Tras esas figuras militares o policiales, un grupo de ángeles con rostro de mujer intenta desplegar las alas. Si lo lograrán o no es una de las tantas preguntas que quedan abiertas. Del inframundo de los cráneos que nos reciben en el sótano a un cielo que dudosamente pueda consolarnos.

Las respuestas —después de las resoluciones de Acteal, del caso Lydia Cacho, de los curas pederastas, del nombramiento del nuevo procurador general de la República, de los también “nuevos” 6 millones de pobres, de los más de 14 mil asesinados en lo que va del sexenio, de los narcotraficantes en las listas de Forbes, etcétera, etcétera, etcétera— pueden ustedes imaginarlas.




Escritora

29/9/09

¿Justicia?


¡¡Excepcional la obra de Rafael Cauduro en la Suprema Corte de Justicia de la Nación!!

20/9/09

A GUIT IUR!!! (o "Feliz año nuevo" en la vieja lengua que hablaban los abuelos)

Travesías de domingo


Acabo de recibir un libro delicioso - A Plea for Eros - de una de las narradoras que más me interesan en este momento: Siri Hustvedt. Se trata de un conjunto de ensayos de corte más bien autobiográfico, que exploran la memoria personal y familiar así como el contexto en que surge la escritura, en relación con el propio oficio literario.
Va un parrafito, sólo para abrir boca:

"In my walking life, I'm a woman, buy sometimes in my dreams I'm a man... In every book, the writer's body is missing and this absence turns the page into a place where we are truly free to listen to the man or woman who es speaking. When I write a book, I am also listening. I hear the characters talk as if they were outside me rather than inside me.(...) ...when I write the same ambivalence becomes muy liberation, and I am free to inhabit both men and women and to tell their stories."

Vale la pena acercarse a las dos últimas novelas de Hustvedt publicadas en español: Todo cuanto amé y Elegía para un americano (ambas están en Anagrama). Siri Hustvedt es una maestra de la construcción narrativa, con una prosa tersa y compleja a un tiempo, con un excepcional diseño de personajes. Son las suyas narraciones inteligentes, sumamente elaboradas, profundas, con una sensibilidad seguramente enriquecida, entre otras cosas, por sus años de dedicación a la crítica de arte. En este campo, sus ensayos compilados en el libro Mysteries of the Rectangle muestran su veta más analítica y reflexiva.

Parece que este año podremos escucharla en la FIL de Guadalajara. Ojalá...

8/8/09

Ay, Rosario...

Sandra Lorenzano
Publicado en El Universal
Viernes 07 de agosto de 2009

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/45153.html


Una de las novelas que no sólo más profundamente me ha marcado en términos personales sino que considero fundamental para entender el México de hoy —a pesar de que apareció en 1957— es Balún Canán de Rosario Castellanos. En esas páginas en las que se cruzan las palabras de una narradora niña con la memoria ancestral de los pueblos indígenas, la corrupción oficial con la prepotencia de los latifundistas, el alcoholismo con la violencia dentro y fuera de cada hogar, aparecen los claroscuros de una realidad signada por las desigualdades, el sexismo y la explotación.
Allí están muchas de las respuestas para quienes en enero de 1994 se preguntaron con una mezcla de perversa ingenuidad e irresponsabilidad: “¿Cómo? ¿Todavía pasan estas cosas en Chiapas?”. Casi 40 años antes, Rosario Castellanos las había visto, las había sufrido, las había señalado. Pocos, muy pocos quisieron verlo entonces. Muy pocos quieren verlo aun ahora.

Balún Canán es sobre todo una novela sobre el poder. Una novela política en el mejor sentido, en la que está presente tanto la política nacional —desde la conquista al gobierno de Lázaro Cárdenas— como las micropolíticas que arman el tejido de nuestra cotidianidad. Castellanos, de cuya muerte se cumplen 35 años hoy, había aprendido en carne propia que “lo personal es político”. Sobre todo para las mujeres. El sector más oprimido de los oprimidos en las páginas de la novela. Y fuera de ella. La discriminación y la opresión construyen una pirámide en la que quienes están abajo son también los que menos tienen, los más desposeídos, los indios, pero hay además otra línea que atraviesa esa pirámide: la del género.

Sin duda muchas cosas han cambiado desde que se publicara el libro, o desde que una jovencísima Rosario se atreviera a pensar la filosofía que aprendía en la UNAM desde otra perspectiva, con otra mirada: la mirada oblicua, cuestionadora, de las mujeres inteligentes. Muchas cosas han cambiado. Muchas otras no, o no de manera homogénea en todo el país.

Por recordar sólo lo que sucede en Guanajuato, cito lo que escribió hace dos semanas, en este periódico, José Gerardo Mejía: “Por recomendación de la Secretaría de Gobernación, el Sistema Nacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres rechazó conformar una comisión investigadora para esclarecer distintas agresiones a los derechos humanos contra mujeres, incluida la violación de una menor de nueve años de edad”. Por recomendación de la Segob. ¡Caramba! Y podríamos hablar también de los crímenes que continúan impunes en Ciudad Juárez o en el estado de México (que tan “glamoroso” se presenta en otros aspectos) o en la frontera con Guatemala. O pensar en el caso de Ernestina Ascencio o en el de las hermanas triquis Daniela y Virginia, por si queremos decir algo de las constantes violaciones a los derechos humanos por parte de nuestro patriótico Ejército. Vale la pena entrar al sitio del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y darle una mirada a los aterradores datos que presentan.

O podríamos pensar en el retroceso en cuanto a legislación sobre salud reproductiva que ha habido en varios estados. Desde la histórica sentencia de la Suprema Corte en la que declara la constitucionalidad de la despenalización del aborto en el DF en las primeras 12 semanas de gestación (http://informa.scjn.gob.mx), 14 estados modificaron sus constituciones para “proteger la vida desde el momento de la concepción/fecundación”. Esto se traduce en la vulneración y desconocimiento de los derechos fundamentales de las mujeres, como el derecho a la vida, a la intimidad, a la libertad y a la autodeterminación reproductiva, todos reconocidos por la Constitución. Así lo argumentan las más de 500 mujeres que se han amparado contra las decisiones de las autoridades locales.

Es evidente la flagrante complicidad de muchos de los organismos oficiales con los sectores más conservadores de la sociedad. El desplegado redactado en el marco de la Cuarta Reunión Nacional de los Mecanismos para el Adelanto de las Mujeres en las Entidades Federativas del Sistema Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, entre otras cosas, dice: “Exigimos que los institutos de las Mujeres y las dependencias federales, estatales y municipales cumplan con su responsabilidad jurídica de hacer realidad el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia”.


Como plantea la antropóloga de la Universidad de Brasilia Rita Segato, en el caso de la violencia contra las mujeres no estamos hablando de “violencia de género, sino sobre cómo el género es violencia y esa violencia es la fundadora de todas las otras formas de violencia. (…) El género es —desde esta perspectiva— una máquina genocida”. Ay, Rosario…


Escritora




© 2009 Copyright El Universal-El Universal Online

1/8/09

Libros y más libros

Mi amiga - y estupenda fotógrafa - Moramay Herrera Kuri, que trabaja en el Fondo de Cultura Económica, me hace las siguientes preguntas:

A tu juicio, cuáles son los 10 libros más importantes que se han publicado en el Fondo a lo largo de estos 75 años, o tus favoritos en realidad...

La segunda es cuál es tu experiencia como escritora, lectora o editora del Fondo. Lo que queremos es que nos narres alguna anécdota o experiencia que hayas tenido en el FCE.

Va mi respuesta:

Empiezo por la segunda pregunta que, en realidad, da la clave para la primera:

Desde que tengo memoria, mis padres guardaban en el clóset más alto de la casa – después aprendí que eso en buen idioma argentino se llama “baulera”, aunque en mi casa se llamara simplemente “el placarcito del baño”, porque curiosamente esa especie de tapanco de entrada pequeña pero muy profundo, estaba en el baño (¿qué habrá pensado el arquitecto que diseñó la casa en los años 40? Si es que la diseñó un arquitecto, claro. Nunca lo supimos a ciencia cierta) -, pero bueno, a lo que voy: decía que guardaban en ese lugar varias cajas (¿cinco, seis, ocho? Como todo recuerdo, éste es incierto) con libros. Me sorprende la normalidad con que veíamos nosotros, los chicos, allá por los años sesenta, que una parte de la biblioteca familiar estuviera oculta. Parecía tan natural como el pan con manteca y azúcar de las mañanas, o las "vueltas manzana" en bicicleta, o las moscas del verano porteño. Sabíamos que había habido un golpe de Estado hacía poco tiempo. Me acuerdo del momento en que entró una vecina mientras desayunábamos y le dijo a mi mamá: “Graciela, prendé la radio que hubo golpe”. Pero como ése no era el primero ni sería el último, las cajas con libros (“huacales”, en realidad, dicho en mexicano) estaban allí y seguirían allí por diez años más. Iba a escribir para siempre, pero no fue así.
Cuando el 24 de marzo de 1976 hubo un nuevo golpe militar, mi padre decidió que era el momento de deshacerse de la parte más querida de su biblioteca, la del “placarcito del baño”. Empezamos entonces a usar más que nunca la parrilla del fondo del jardín. Todas las noches, encendíamos el fuego para ir quemando el tesoro de la familia. Todos llorábamos. ¿Sería cierto que no había otra forma de salvar la vida? Papá ya había estado preso por “ideólogo de izquierda” (?) en el 68 y parecía que ahora “la mano venía más dura”. Deshacernos de los libros era protegernos. Varias noches repetimos el ritual, hasta que un vecino, de los muchos cómplices del autoritarismo que rondan siempre por ahí, comentó una tarde: “¿No está haciendo demasiados asaditos, doctor?” Fin de las fogatas.
A partir de entonces, llenábamos maletas y las tirábamos al río. Otra vez, claro, llorábamos todos. Lo que vino después es historia conocida: la represión, los desaparecidos, el exilio. Los libros del placarcito fueron las primeras víctimas de la familia.
Cualquiera que conozca el catálogo del Fondo puede imaginarse cuántos de sus títulos murieron en la hoguera. Yo recuerdo algunos en este momento:
Los dos tomos de La breve historia de la Revolución Mexicana de Jesús Silva Herzog (¿cómo iba a estar en un lugar visible un libro con la palabra “revolución” en el título. Cuando llegamos a México y descubrimos que acá se llamaba así la avenida por la que caminábamos todos los días para ir al colegio, pasando por el mercado de Mixcoac, no podíamos creerlo.)
Los de abajo de Mariano Azuela. Un título demasiado “populista”.
El pensamiento hispanoamericano de José Gaos. Era sospechoso a pesar de que no dijera “latinoamericano”, palabra mucho más subversiva. Y por supuesto todo el marxismo publicado hasta ese momento.

En mi catálogo personal se suman muchos libros del Fondo a los que vuelvo una y otra vez, para escribir sobre ellos, para dar clases o simplemente por el puro “placer del texto”.
Pienso, por ejemplo, en El llano en llamas que fue el primer libro que me regalaron en México. Me lo dio Pilar García Fabregat que era mi profesora de historia, con una hermosa dedicatoria que me invitaba a conocer de verdad mi nuevo país. Después corrí a la librería a comprar yo sola Pedro Páramo, por supuesto.
Pienso en Balún Canán de Rosario Castellanos que me enoja y me conmueve por igual cada vez que lo leo. O en los cuatro tomos de las Obras Completas de Sor Juana que otra maestra – Anamari Gomís - me regaló cuando entré a la Facultad.
Pienso en Libertad bajo palabra y en El arco y la lira. Los dos libros que me resultan más entrañables de Octavio Paz. En Memorias póstumas de Blas Cubas de Machado de Assis. O en Arte y poesía de Heidegger al que llegué gracias a Paul Celan.
Y muchos otros que me han revelado mundos – exteriores e interiores – y que me acompañan de manera cómplice y generosa en la vida. Lejos de cualquier tapanco.

31/7/09

El triunfo de la "narcocultura"

Sociedad / íconosEl triunfo de la "narcocultura"

Canciones populares, ropa fabricada especialmente y una imagen social que penetra en la juventud son algunas marcas del narcotráfico que, una vez globalizadas, impactan en la sociedad más allá de las políticas contra la droga

lanacion.com | ADN Cultura | S?do 2 de mayo de 2009

25/7/09




In the Shadow of the Sun (1980)

A Derek Jarman film with music by Throbbing Gristle



IMDB User wrote:
Derek Jarman used some of his 70s home movie footage to produce this wonderful piece of exploitational avantgarde cinema. Actually the original material has been slowed down to a speed of 3-6 frames, then Jarman added colour effects and the pulsating, menacing score by Industrial supergroup Throbbing Gristle

The result is a piece of art not to dissimilar to Jarman«s painting work in using found footage as elements of memory and mind that resemble ideas reflected in the Cabala and in C.G. Jung`s writings about an archetypical past that is hidden in everyone of us.

senseofcinema wrote:
The first, In the Shadow of the Sun (1974-80), was originally put together by Jarman himself in 1974 from re-shot Super-8 material including footage from The Art of Mirrors and Journey to Avebury, amongst several others. The film was eventually blown-up to 35mm and premiered at the 1981 Berlin Film Festival. The focus on ritual, mysticism and obscure alchemical symbolism links it with the work of Anger. However, Jarman's preference for the work of Carl Jung and the "white" magician John Dee, is quite distinct from Anger's invocations of the "black" magician Alistair Crowley.

14/7/09



A veces un lugar se puebla de ausencias y es difícil actuar como si no pasara nada. Los ausentes suelen ocupar, en esos espacios, mucho más que los presentes. Algo así me pasa en esta casa a la que he venido pocas veces desde que ya no vivimos en ella. Extraño a los que alguna vez estuvieron.

10/7/09

UNIVERSITY OF CALIFORNIA, SANTA BARBARA

SEGUNDO COLOQUIO DE VERANO
LITERATURA MEXICANA

A LA UNA, A LAS DOS Y A LAS TRES
ESCRITORAS UC-MEXICANISTAS
ROSA BELTRÁN, SANDRA LORENZANO, CRISTINA RIVERA GARZA


Sábado 11 de julio de 2009
G i b r a l t a r (S a n t a Y n e z Apartments 6750 El Colegio Road)

Apertura: Arturo Giráldez

A la una: de 1:00 a 1:45 pm

Debra Herrick, “Disneylandia, el espacio en ‘Diletantes: amor en la postmodernidad’ de Rosa Beltrán”

Oswaldo Estrada, “Juego de damas en Rosa Beltrán”

Nora Marisa León-Real Méndez, “Mi reino por un Imperio en La corte de los ilusos de Rosa Beltrán”

Modera: Julio González-Ruiz

A las dos: 1:50-4:00 pm

Arturo Giráldez, “Saudades, memoria y deseo”

Sara Poot-Herrera, “Saudades y fidelidades de Sandra Lorenzano”

Miguel Zugasti, “Re-hacer el espejo roto. Saudades de Sandra Lorenzano”

Re-ceso, recesan… resesiones

Nicola Gavioli, “Through the Cutlery: Who’s Afraid of Cristina Rivera-Garza? La ansiedad del lenguaje en La muerte me da”

Danielle Borgia, “Vaivenes de género en La cresta de Ilión de Cristina Rivera Garza”

Omar Miranda Flores, “El adjetivo interior en La muerte me da de Rivera Garza”

Modera: Beatriz Mariscal

Intermedio: 4:00-5:00 pm [pinchos y botanas]
No sólo de leer vive el hombre… y tampoco la mujer… (pa’ella, pa’él y pa’todos)

A las tres: 5:00-6:00 pm

Jorge Ruffinelli, “Rivera Garza, Beltrán, Lorenzano: sin fronteras”

Sandra Lorenzano, “Saudades de Saudades”

Cristina Rivera Garza, “29 misivas desde la frontera más distante”

Sara Poot-Herrera, “Somos mucho más que tres. Diálogo con Sandra Lorenzano y Cristina Rivera Garza”

Clausura: Ricardo Maldonado

Hispanic Summer Institute, UCSB
Department of Spanish and Portuguese, UCSB
UC-Mexicanistas
Silvergreens

9 de julio

Volamos toda la noche y llegamos a la mañana temprano. Hacía frío. Siempre hace frío al amanecer en el aeropuerto de la ciudad de México. Claro que eso lo aprendí después. Apenas habíamos dormido por la mezcla de miedo, tristeza y excitación. Yo, que me había vuelto fanática de la obra de Ferrer y Piazzolla, “María de Buenos Aires”, me repetí fragmentos de las canciones durante toda la noche (las rarezas que uno puede hacer en la adolescencia serían motivo de otro texto); cualquier interpretación resulta obvia, lo sé. A lo mejor el disco era de los que nos había dejado Luis, el hermano de papá, que había llegado a México un par de meses antes que nosotros, y que había tenido un par de programas en Radio Universidad de Córdoba – uno de jazz y el otro de tango – antes de la dictadura. En Argentina era “fecha patria” – el día de la declaración de la independencia – y para nosotros, en la familia, el día en que celebramos el cumpleaños de mi padre. No sé si el mover los cumpleaños a los feriados es una costumbre de todos los argentinos o una característica familiar. Él nació el 8 de julio, pero inscribirlo el 9 podía significar que se salvaría de hacer el servicio militar. ¿Y qué madre quiere que su hijo entre al ejército? Por lo menos mi abuela no.
Tengo un recuerdo confuso de la llegada. Sólo sensaciones. El frío. La extrañeza. El llanto de mis hermanos menores.Los demás pasajeros iban pasando uno a uno por los escritorios del personal de migración. “Háganse a un lado”, nos dijeron a nosotros. Los cuatro chicos y mamá, que tenía entonces diez años menos de los que tengo yo ahora, nos quedamos paraditos muy tiesos y asustados a unos pasos del funcionario, cruzando los dedos para que todas nuestras maletas, maletitas, bolsas y muñecos, no lo hicieran dudar de la verdad de lo que anunciaba el sello que el Consulado había puesto en nuestros pasaportes: 45 días.
Han pasado treinta y tres años.
“La edad del Cristo azul se me acongoja”, escribió López Velarde.

9/7/09


Maravillosa exposición de Robert Frank en el Museo de Arte Moderno de Los Ángeles. Es la suya una mirada privilegiada para ver el lado más descarnado y solitario del "american dream".

5/7/09

Gracias, querido Pavese, por dejar que la poesía tape un poco el ruido de las elecciones.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.

Dos joyas filmadas por mujeres

 En los días en que estuve a media máquina vi dos joyas filmadas por mujeres:  - "Atlantics", película franco senegalesa de Mati D...