10/6/21

Dos joyas filmadas por mujeres

 En los días en que estuve a media máquina vi dos joyas filmadas por mujeres: 

- "Atlantics", película franco senegalesa de Mati Diop, la primera de una directora de origen africano que gana en Cannes, hermosa, inquietante y muy crítica  (está en Netflix), y

- "I was at home, but...", de la directora alemana Angela Schanelec, una película extraña y bella (está en MUBI)

Si las vieron, las comentamos 







#Halconazo #Memoria #Desaparecidos



A 50 años de la matanza del jueves de corpus, 10 de junio de 1971, los queridos Tania y Pável Ramírez, y su madre, Sara H. de Ramírez Duarte, siguen luchando por la vida, la verdad y la justicia.

Lic. Andrés Manuel López Obrador

Mañana se cumplen 50 años del Halconazo. Rafael Ramírez Duarte (nuestro papá) estuvo ahí a sus 22 años. En su diario narra el cerco policiaco y el momento en que los Halcones dispararon contra los estudiantes. “¿Es que no tiene derecho a la existencia aquél que desea para sus hijos, su pueblo, un sistema de vida justo, en el que los niños no mueran de hambre?”. Sobreviviente del Halconazo, se incorporó a la Liga Comunista 23 de Septiembre. 6 años después (hoy, hace 44 años) fue desaparecido por la Brigada Blanca de la Dirección Federal de Seguridad.

Señor Presidente: las Doñas del Comité Eureka aún tienen esperanza en usted, pero a más de 2 años no ha esclarecido dónde están nuestros familiares, los desaparecidos políticos, ni cómo va a juzgar a los responsables de su desaparición: su gobierno tiene una cita con la Justicia, usted con la Historia. Sólo le queda medio sexenio.

¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos!

Tania y Pável Ramírez, Sara H. de Ramírez Duarte

En https://www.jornada.com.mx/2021/06/09/correo



17/5/21

 



- Dos novelas, una tesis de doctorado, decenas de poemas, de ponencias y de artículos para luchar por un mundo en que los derechos humanos de la comunidad LGBTTIQ+ sean respetados. 

- Dos novelas, una tesis de doctorado, decenas de poemas, de ponencias y de artículos para salir de mi propio clóset e intentar sentirme plena y feliz.

Gracias siempre a Sylvia Molloy cuya obra cambió mi vida. Gracias a las poetas y novelistas que abrieron caminos.







16/5/21

¡¡LETRAS VIOLETAS!!



Comparto con ustedes la felicidad de estrenar este proyecto radiofónico. 

Da click aquí para conocerlo: Letras violetas. Un espacio para la poesía y las poetas. 

También puedes escuchar en este enlace todos los episodios de Violeta y Oro:

https://open.spotify.com/playlist/7G41H8qHfM5sW5cQBCc6kA?si=434870413f794265&nd=1

¿Me cuentan qué les parece?

¡Que tengan un hermoso domingo!



15/5/21

El amor por vivir entre tizas y pizarrones



La herencia es una cosa curiosa, sin duda; pero yo tengo claro que fue mi abuela Mamina –maestra en un pueblo de la pampa– quien me heredó las ganas de ser maestra, el amor por la tiza, el pizarrón y el salón de clases, y la convicción de que se puede hacer algo por los demás desde esa trinchera.  Desde todas las trincheras, institucionales y no. Será por eso que empecé a dar clases hace casi 40 años, y que un aula es el único espacio en el que me siento verdaderamente en casa.


Ella me enseñó a leer y a escribir cuando yo tenía 5 años recién cumplidos y acaba de fracturarme la muñeca izquierda. Como tenía más ganas de aprender a escribir que de esperar a que me quitaran el yeso preferí abandonar mi ya declarada zurdez (¿se dice así?) y empecé a tomar el lápiz con la derecha. La zurdez se me pasó, la tosudez, nunca.


Lo que comenzó ahí no fue solamente una hermosísima relación abuela-nieta sino un amor absoluto por la figura y el trabajo de las maestras. Tanto que puedo recordar los nombres y apellidos, el color de tinta que usaban y - si me esfuerzo un poco - hasta la voz, de todas mis maestras desde el jardín de infantes hasta el último día del doctorado.


Tengo que confesar que muchas, muchísimas de ellas (y de ellos, claro) contribuyeron a reforzar la herencia de mi abuela: la señorita Lidia Tudino en primer grado, la señorita Beatriz Tinto en tercero, la señorita Gloria en quinto, de aquella amada Escuela número 15; Ludueña y Gigena en secundaria (¡en el Artigas! General de hombres libres); Luz Fernández Gordillo y Pilar García Fabregat, en el Madrid, al llegar a México; Raquel Bárcena y Martha Gloria en la Nacional de Educadoras; Luis Rius, María Luisa Capella, Angelina Muñiz, Anamari Gomís, Federico Álvarez, Valquiria Wey, Margo Glantz, y tantxs otrxs en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (un refugio al que siempre regreso)...


También suelo recordar a la mayor parte de mis alumnxs. Tengo pésima memoria para casi todo, pero no para lo que sucede en el salón de clases.


Es cierto, quise ser Makarenko, y después Paulo Freire, y todavía lloro con todos los libros y todas las películas que muestran el milagroso vínculo maestrx-alumnx. Soy cursi y de lágrima fácil. ¿Qué le vamos a hacer?


Hoy sigo pensando que allí, entre los chicos (y los grandes), intentando analizar juntos una metáfora, o disfrutando de la lectura de un cuento, o discutiendo sobre una hecho histórico, o buscando desentrañar una fórmula matemática, o memorizando la tabla del 9, o los nombres de los faraones egipcios, o imaginando travesías por los ríos de África, o simplemente aspirando el olor a madera, a tinta fresca, a cuadernos, a ganas de escuchar y de aprender, de dialogar y de compartir, de este lado y de aquel, de aquel lado y de éste, que hay siempre que más de dos se juntan para seguir jugando a la escuelita -finalmente siempre es un juego-, como cuando éramos chicos, allí -decía- está uno de los más entrañables y apasionantes regalos que he recibido de la vida.


Por eso quiero empezar el día dándoles las gracias - de verdad, de verdad - a quienes me contagiaron este amor y este entusiasmo, y a quienes me han permitido que yo intente transmitirles un poquito de todo esto.


Y sí: sigo pensando que la tiza y el pizarrón son uno de los mejores inventos de la tecnología.


¡FELIZ DÍA A MIS QUERIDAS MAESTRAS, A MIS QUERIDOS MAESTROS, Y A LXS ESTUDIANTES QUE ME ACOMPAÑAN EN ESTA AVENTURA DESDE HACE CASI 40 AÑOS!!


19/1/20

Saber de peces

Un amigo me recordó la poesía de Nazim Hikmet y al releerla (me) nació este poemita dominguero. Y de pronto también se me ocurrió retomar el blog.


Saber de peces
“hay hombres que conocen las diferentes clases de hierbas; otros, de peces;
                                                                                            yo, de separaciones”
Nazim Hikmet
A veces quisiera saber de peces,
de cómo se desplazan los atunes,
o dónde desova una surubí.
Pero enseguida aparecen las fotos
de Mar del Plata y la caña y la tanza
y las tardes mirando el mar.
Las corvinas eran lo de menos:
era el horizonte, el agua oscura,
las risas, el silencio.
Tenía ocho años y aún no había perdido la sensación de eternidad.
Una vez por semana pasaba por casa
el pescadero italiano.
Ahora pienso: los jueves.
Venía en bicicleta y los hielos cubrían los pescados.
Mamá y él conversaban un buen rato
-chiacchierata dicen en Italia-
mientras yo miraba los ojos de las merluzas
imaginando nuestras futuras canicas.
Éramos crueles sin saberlo.
Sobre mí las palabras tejían un manto que parecía impenetrable
Y yo amaba el ritmo de la charla que fluye
sin más sentido que “aquí estamos, compartiendo esta porción de mundo”.
Pero los peces siempre fueron mudos
y sigo ignorando casi todo sobre ellos.
Todo lo que no sea estos pocos hilos de memoria:
El arenque en la mesa de la abuela
como homenaje a una Rusia que ya nadie recordaba,
las tardes en la escollera,
los bagres que devolvíamos al río
o el dorado que mamá condimentaba.
El invierno era entonces esa casa de horno encendido
con olor a tomate y pimienta de Cayena.
Nosotros hacíamos dibujos en los vidrios empañados,
intentando desde entonces tatuarnos lo fugaz.


21/10/18

#Otoño 19.09.2017


#Otoño
19.09.2017[1]
Sandra Lorenzano

1.
Los rostros demudados. Los pasos rápidos. El silencio.
Así las calles la tarde del 19 de septiembre.
No estábamos donde estaban nuestros cuerpos.
No estábamos allí.
Estábamos en el territorio del miedo.
Unos con memoria de más de tres décadas. Otros estrenándose en esto de los viejos horrores.
Después vinieron las manos, la solidaridad, los amigos,
los abrazos, las búsquedas, las lágrimas,
los perros, los albergues, las noches en vela.
Después.
La espera.
Caminábamos todos.
Los rostros demudados. Los pasos rápidos. Hacia dónde.
Una marea de gente por las calles fracturadas.
Al filo del otoño:
el silencio.

2.
Después vino lo demás: las manos, la solidaridad, los abrazos.
Los más jóvenes.
No dudé de ellos. Los conozco.
Nosotros no supimos cuidarlos. Les dejamos una herencia desgarrada.
Una ciudad que devora a sus hijos.
El designio feroz de un fuego que arrasa la memoria.

3.
Me quedo con unas pocas imágenes:
El silencio para escuchar los sonidos de la vida.
Los aplausos.
Las cabezas que se inclinan ante el cuerpo rescatado
(allí estuvo quien ya no está).
Las costureras. Nuevamente. La pobreza no cambia de destino.
Las cadenas de mensajes que piden y que ofrecen.
Los que no han dormido.
Las cintas amarillas cerrando las entradas.
Los encuentros sin palabras y el demasiado ruido.
Las listas que crecen cada hora
(llamarlos a todos por su nombre, escribió Ajmátova).
El polvo dolido que vuelve en los versos de Pacheco.

4.
No se confundan, esto no es poesía: es el quiebre de la lengua para siempre.
Quien dice euforia –a pesar de todo-
quien dice triunfo
no sabe que las grietas nos habitan.


[1] El 19 de septiembre de 2017 un sismo de 7.1 en la escala de Richter sacudió a la Ciudad de México. A 32 años exactos del terremoto de 1985.

Dos joyas filmadas por mujeres

 En los días en que estuve a media máquina vi dos joyas filmadas por mujeres:  - "Atlantics", película franco senegalesa de Mati D...