Y AHORA EN BARCELONA
25/6/08
10/6/08
5/6/08
Todo tiene entonces el ritmo de las letanías
Cada ola cada piedra
cada segundo labrado en el aire
como si no hubiera habido una piel suave por las noches
como si el balbuceo no te hubiera acunado
cuando el azul no era aún la despedida
Golpes concéntricos mareados por el verbo
Sin claridades ni esperas
Como si no hubiera existido
Más que el blanco de los rostros
Esa sola fotografía de miradas remotas
¿Hundido en qué ruidos ensayas el canto?
¿Con qué acordes se eriza tu espalda?
La sal del desierto inventa las voces
vuelta tras vuelta
no a la plegaria que bordó la orilla
no a la promesa de amaneceres claros
ni a la espera continua frente al fuego
no al lápiz dueño de los vacíos
Es sólo la sombra de la sombra
que cuenta otra vez la misma historia
como si no hubiera habido una piel suave por las noches
como si el sonido fuera ave de paso
espacio imposible entre dos alientos
“No la llevamos en oscuros amuletos”
escribía Ana en el invierno más frío
y era su lengua la de los abuelos
cuando el azul no era aún la despedida
borrones de tiza
como los de la otra
la de los versículos más crueles
la de la herida en la frente
la que cancelara los ocasos
Como si no hubiera existido
Más que el blanco de los rostros
En la espuma añeja que dejaba el agua
Cada ola cada piedra
cada segundo labrado en el aire
como si no hubiera habido una piel suave por las noches
como si el balbuceo no te hubiera acunado
cuando el azul no era aún la despedida
Golpes concéntricos mareados por el verbo
Sin claridades ni esperas
Como si no hubiera existido
Más que el blanco de los rostros
Esa sola fotografía de miradas remotas
¿Hundido en qué ruidos ensayas el canto?
¿Con qué acordes se eriza tu espalda?
La sal del desierto inventa las voces
vuelta tras vuelta
no a la plegaria que bordó la orilla
no a la promesa de amaneceres claros
ni a la espera continua frente al fuego
no al lápiz dueño de los vacíos
Es sólo la sombra de la sombra
que cuenta otra vez la misma historia
como si no hubiera habido una piel suave por las noches
como si el sonido fuera ave de paso
espacio imposible entre dos alientos
“No la llevamos en oscuros amuletos”
escribía Ana en el invierno más frío
y era su lengua la de los abuelos
cuando el azul no era aún la despedida
borrones de tiza
como los de la otra
la de los versículos más crueles
la de la herida en la frente
la que cancelara los ocasos
Como si no hubiera existido
Más que el blanco de los rostros
En la espuma añeja que dejaba el agua
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