21/3/11

Kenzaburo Oé


Escritor y ensayista japonés, premio Nobel de Literatura y probablemente el mejor novelista de la posguerra. Oé nació en una remota aldea de montaña en Shikoku, localidad que aparece con frecuencia en su obra, y creció en tiempos de guerra. En 1954 ingresó en la universidad de Tokio y en 1958 ganó el prestigioso Premio Akutagawa por su relato La presa, que describe la custodia en un pueblo de un aviador negro prisionero. Su primera novela extensa, Memushiri kouchi (1958), ratificó su éxito. Establecido como escritor importante de la posguerra, escribió sobre la condición alienada del Japón moderno, al tiempo que apoyó causas de izquierda, a pesar de su amistad con Yukio Mishima. En 1963, el nacimiento de un hijo retrasado mental y una visita a Hiroshima causaron una nueva evolución en su escritura, que culminó con sus obras maestras Un asunto personal (1964) y El grito silencioso (1967). Su obra, de estilo complejo y contenido intelectual, aborda la crisis existencial, la historia y la identidad cultural. Sus novelas posteriores tratan temas antinucleares y ecológicos en un estilo moderno más libre. Destacan, además, en su vasta obra, Las aguas han inundado mi alma (1973), Juegos contemporáneos (1979) y la novela de ciencia ficción La torre del tratamiento (1990). En 1994 le fue concedido el Premio Nobel, siendo el segundo escritor japonés en recibirlo.

Tomado de: http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2096

Entrevista: http://www.elpais.com/articulo/Babelia/gesto/hidalgo/elppor/20100123elpbab_3/Tes

Sobre Una cuestión personal: http://www.lecturalia.com/libro/3265/una-cuestion-personal

Matsuo Basho



Enlaces para leer más sobre Matsuo Basho:


http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/matsuo-basho.html

http://amediavoz.com/basho.htm

http://es.scribd.com/doc/15823164/7540584-Haikus-de-Matsuo-Basho

"La mujer que buceó dentro del corazón del mundo"


19/3/11

La luna en "El rincón de las palabras"


La luna

Jorge Luis Borges

Cuenta la historia que en aquel pasado
Tiempo en que sucedieron tantas cosas
Reales, imaginarias y dudosas,
Un hombre concibió el desmesurado

Proyecto de cifrar el universo
En un libro y con ímpetu infinito
Erigió el alto y arduo manuscrito
Y limó y declamó el último verso.

Gracias iba a rendir a la fortuna
Cuando al alzar los ojos vio un bruñido
Disco en el aire y comprendió, aturdido,
Que se había olvidado de la luna.

La historia que he narrado aunque fingida,
Bien puede figurar el maleficio
De cuantos ejercemos el oficio
De cambiar en palabras nuestra vida.

Siempre se pierde lo esencial. Es una
Ley de toda palabra sobre el numen.
No la sabrá eludir este resumen
De mi largo comercio con la luna.

No sé dónde la vi por vez primera,
Si en el cielo anterior de la doctrina
Del griego o en la tarde que declina
Sobre el patio del pozo y de la higuera.

Según se sabe, esta mudable vida
Puede, entre tantas cosas, ser muy bella
Y hubo así alguna tarde en que con ella
Te miramos, oh luna compartida.

Más que las lunas de las noches puedo
Recordar las del verso: la hechizada
Dragon moon que da horror a la halada
Y la luna sangrienta de Quevedo.

De otra luna de sangre y de escarlata
Habló Juan en su libro de feroces
Prodigios y de júbilos atroces;
Otras más claras lunas hay de plata.

Pitágoras con sangre (narra una
Tradición) escribía en un espejo
Y los hombres leían el reflejo
En aquel otro espejo que es la luna.

De hierro hay una selva donde mora
El alto lobo cuya extraña suerte
Es derribar la luna y darle muerte
Cuando enrojezca el mar la última aurora.

(Esto el Norte profético lo sabe
Y tan bien que ese día los abiertos
Mares del mundo infestará la nave
Que se hace con las uñas de los muertos.)

Cuando, en Ginebra o Zürich, la fortuna
Quiso que yo también fuera poeta,
Me impuse. como todos, la secreta
Obligación de definir la luna.

Con una suerte de estudiosa pena
Agotaba modestas variaciones,
Bajo el vivo temor de que Lugones
Ya hubiera usado el ámbar o la arena,

De lejano marfil, de humo, de fría
Nieve fueron las lunas que alumbraron
Versos que ciertamente no lograron
El arduo honor de la tipografía.

Pensaba que el poeta es aquel hombre
Que, como el rojo Adán del Paraíso,
Impone a cada cosa su preciso
Y verdadero y no sabido nombre,

Ariosto me enseñó que en la dudosa
Luna moran los sueños, lo inasible,
El tiempo que se pierde, lo posible
O lo imposible, que es la misma cosa.

De la Diana triforme Apolodoro
Me dejo divisar la sombra mágica;
Hugo me dio una hoz que era de oro,
Y un irlandés, su negra luna trágica.

Y, mientras yo sondeaba aquella mina
De las lunas de la mitología,
Ahí estaba, a la vuelta de la esquina,
La luna celestial de cada día

Sé que entre todas las palabras, una
Hay para recordarla o figurarla.
El secreto, a mi ver, está en usarla
Con humildad. Es la palabra luna.

Ya no me atrevo a macular su pura
Aparición con una imagen vana;
La veo indescifrable y cotidiana
Y más allá de mi literatura.

Sé que la luna o la palabra luna
Es una letra que fue creada para
La compleja escritura de esa rara
Cosa que somos, numerosa y una.

Es uno de los símbolos que al hombre
Da el hado o el azar para que un día
De exaltación gloriosa o de agonía
Pueda escribir su verdadero nombre.

15/3/11

El rincón de las palabras 15 de marzo de 2011


Selección de poesía japonesa

Si cantan los insectos,
solitaria la noche.
Si no, más todavía.
Otani Joseki (1875)


Víspera.
Pasa el viento sobre las chozas .
Dice algo el arrozal .
Yo golpeo las puertas de la vida .
¿Alguien, adentro, está?
Yone Noguchi (1875)


De vuelta del trabajo,
tarde, en la noche ,
voy llevando a mi niño ,
quien, apenas, ha muerto.
Takuboku Ishikawa (1885-1912 )



Mis canciones
Porque son tan pequeñas
mis canciones ,
creen que estoy midiendo
las palabras .
Pero no es que yo ahorre mis cancione s
sino que yo no puedo añadir nada .
Mi alma, distinta al pez, no tiene agallas
Canto con una sola bocanada.
Akiko Yosano (contemporánea)



Ausencia
Noche de primavera .
Silencio .
Susurran mis vestidos ,
al caer en el suelo .
Silencio .
Takeko Kujo (contemporánea )


Alguien
Alguien pasa, por mi ventana ,
diciendo : "está oscuro, está oscuro" .
Extraño : la luz sigue afuer a
y hay luces en todas las casas .
Mas, alguien cruzó mi ventan a
diciendo : "está oscuro, está oscuro".
Yaso Saijo (1892)


Y, cuando toso ,
resulta, nuevamente .
que sigo solo.
Ozaki Hoya (1885-1923)


El agónico enfermo
ha preguntado la hora .
Se hace silencio.
Ogiwara Seinsensui (1884)


Una larva
No conozco el alzarse de la luna ,
porque estoy confinado en un cuarto .
No conozco el alzarse del sol
desde que estoy hundido en una celda .
Y no conozco el firmamento claro
porque voy transitando cabizbajo .
No recibo noticias.
Confundo las mujeres con las flores
desde que me hallo ciego .
Y, así, todavía estoy vivo, todavía
conozco el viento frío y el olor de la tierra.
Yasao Akeda (contemporáneo)


Una rosa
Hay un horizonte que tiembla
en una rosa .
Hay una curva de fuego artificial
en una rosa .
Hay el zumbido de propulsión a chorro
en una rosa .
Hay un mapa horroroso de sueño
en una rosa.
Hay el brazo caído de un traje
en una rosa .
Y no hay ninguna rosa
en una rosa .
Ichiro Ando (1907 )


Tomado de Un siglo de poesía japonesa.
http://escholarship.bc.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1007&context=xul&sei-redir=1#search="poesía+japonesa"

14/3/11

Sobre la antología de cuentos "Mudanzas"



También hay un cuento mío incluido en el libro. Se llama "¿Quién le teme a Manuel Puig?". ¡Ojalá les guste!

26/2/11

"Vestigios" en El rincón de las palabras (27 de enero de 2011)

Cortar las ramas
la maleza
atados tengo los brazos
las piernas
el deseo
y es un crepitar de huesos
el que alimenta la savia
insectos aturdidos en el punto más alto de su espera
frotar de alas que le gritan
al reflejo de un incendio
podríamos poner una vela por los nuestros
o hundir la cabeza entre las hojas
en el olor húmedo
dulzón y pegajoso
dejar que el musgo le cubra la frente
el mapa de las venas
las manos manchadas de ceniza
dejar que se pierdan muy de a poco.

Nervios, nervios,nervios

20/2/11

El rincón de las palabras (20 de febrero de 2011)


Oración del retorno (fragmentos)

Esther Seligson



VII
***
Envejezco Madre llevo a bordo mucho lastre
mas no quisiera aliviarlo pues tampoco ando a la deriva
navego entre islas que son calles que son ciudades
que son islas entre nosotros que son ríos
que son ribera desierto llanura navego
llevada por el ritmo de mi sangre
oleaje de memorias sin varadero

No quiero olvidar desprenderme dejar de ser pasado
no quiero perder ningún recuerdo ningún olor ningún instante
borrar ninguna imagen
aguardo no sé muy bien qué, es decir sí
y Tú lo sabes Madre, no hay enigma
al final del laberinto está la Luz
y hacia ella se enardecen mis anhelos
Nada más.

No me basta lo que alcanzo toco miro
me queda siempre un dejo de carencia
por más plena que sea la entrega
del creciente invoco ya a la luna llena
del mañana que será menguante retengo
lo fugaz lo tardío lo mendrugo
centinela de gestos y detalles coleccioné
miniaturas nimiedades entusiasmos
la tristeza en ánforas de barro mal cocido
los sueños en páginas sin quicio
celebré todo vuelo toda caída
y pedí perdón por mi indigencia mi sordera
el ciego ímpetu de inflamar a las palabras.

***

IX
***

Cautiva de tanto sueño contrariado
hoy quiero libre ofrecerles perdón
a final de cuentas sin duda recibí la parte de felicidad
que en este mundo me corresponde

A tus pies ofrendo Madre
la servidumbre de mis reproches
quémala
la carcoma de repetirme en la misma letanía de dolor
quémala
la turbia resaca de remordimientos
quémala
la viciosa costumbre de esperar lo improbable
quémala
la excusa del miedo que paraliza cobarde
quémala
la bastarda disculpa del amor rechazado
quémala
la mezquina astucia de apresar el tiempo
quémala
la distorsión que se juzga fiel certera
quémala
la calculada incapacidad de reparar el daño
quémala
quema las escorias que lazan mi vuelo
y bendice Madre lo que aún me queda por andar…


Jerusalem, 2006
Ediciones Sin Nombre, México, 2006

Fotografía: Rogelio Cuéllar

14/2/11

Bebo de ti

Si hay un nombre secreto, el nombre que un huidizo dios escribiera alguna vez sobre la arena, te llamaría yo piedra, mano, agua que corre, para tratar de adivinar sus designios. Dibujaría entonces sobre tu vientre los signos ambiguos del consuelo - como la hoguera que arde detrás del último médano - para hacer de tu piel mi rezo cotidiano.
Si hay un nombre secreto debe contener dentro de sí todas las palabras. También las del dolor. Las de la ventana que mira a ninguna parte. Las de la ceniza que dio forma a tus huesos. Las del brillo acerado de las aves que viven cada noche dentro de los sueños. O tal vez sean alas de ángeles que repiten el nombre en tus oídos, como cuentan en otoño quienes saben. Bajo una llovizna inacabable. Bebo de ti entonces como si de algas fuera la sal de tu lengua. Bebo para encontrar aquella primera letra. Origen. Vértebra. Vino oscuro que se derrama.

(de Vestigios)

12/2/11

Sunset Park


Con Sunset Park vuelve el mejor Paul Auster. Quizás sea una de las novelas más entrañables del autor, con personajes que luchan contra la desesperanza sabiendo, de antemano, que es un batalla perdida. Por supuesto, el destino gana siempre la partida.
Homero y Becket se dan la mano, y miran juntos la clásica "Los mejores años de nuestra vida" (William Wyler, 1946). El trasfondo es la crisis que impregna la sociedad americana de la primera década del siglo; la soledad y la melancolía que provocan las relaciones quebradas tiñen cada momento. Allí, Miles y Morris son Telémaco y Ulises buscando descubrir su verdadero rostro.




Los invito a leer la entrevista a Auster que publicó el periódico El País:

"El Tea Party, un invento de una clase media acomodada, no durará" · ELPAÍS.com

Y por supuesto, vale la pena entrar a la página de Anagrama y leer un fragmento del libro:
http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_765


Síntesis (Anagrama)
Miles Heller tiene veintiocho años, y a los veinte abando­nó la universidad, se despidió de sus padres, dejó Nueva York, y nadie ha vuelto a saber nada de él. Ahora vive en Florida, y trabaja para una empresa que se encarga de vaciar las viviendas de los desahuciados. Además de aca­rrear bultos y repintar paredes, Miles saca fotos de todas las cosas abandonadas para probar que los fantasmas de esa gente aún están presentes. Miles vive con lo mínimo, y habría seguido así de no haber sido por Pilar Sanchez. El único inconveniente es la edad de Pilar: dieciséis años. Y como Miles puede ir a la cárcel por la relación con una menor, y la codiciosa hermana de Pilar comienza a chan­tajearlos, regresa a Nueva York y espera allí la mayoría de edad de Pilar. Su vuelta es el retorno al pasado y a sus secretos; a su padre, un brillante editor; a su madre, una actriz implacablemente seductora. Y también la vuelta a la comunidad de Sunset Park y a sus compañeros okupas; a la vida, con todos sus horrores y esplendores. «Sunset Park también es, como Invisible, un libro sobre la inocencia de la juventud... Se habla de Auster como del maestro de la metanarrativa, pero él prefiere citar como fuente de inspiración a Emily Brontë antes que a Baudri­llard» (Arifa Akbar, The Independent); «Volverá a seducir a sus fans de siempre, pero también atraerá a una multi­tud de nuevos lectores» (Kirkus Review); «En tiempos de crisis y de cambios abrumadores, Auster nos recuerda las cosas duraderas: el amor, el arte y la “extraña sensación de estar vivo”» (Donna Seaman, Booklist).

11/2/11

El rincón de las palabras (11 de febrero de 2011)


La voz a ti debida

Pedro Salinas


Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.


(En la foto: Lorca, Salinas y Alberti)

9/2/11

El rincón de las palabras (9 de febrero de 2011)


Friedrich Hölderlin

VISION

Imágenes que la plenitud del día a los hombres muestran,
En el verdor de la llana lejanía,
Antes de que la luz decline en el crepúsculo,
Y la tenue claridad dulcemente serene los sonidos del día.
Oscura, cerrada, parece a menudo la interioridad del mundo,
Sin esperanza, lleno de dudas el sentido de los hombres,
Mas el esplendor de la Naturaleza alegra sus días
Y lejana yace la oscura pregunta de la duda.

AUSSICHT

Der off´ne Tag ist Menschen hell mit Bildern,
Wenn sich das Grün aus ebner Ferne zeiget,
Noch eh' des Abends Licht zur Dämmerung sich neiget,
Und Schimmer sanft den Klang des Tages mildern.
Oft schein die Innerheit der Welt umwölkt, verschlossen.
Des menschen Sinn von Zweifeln voll, verdrossen,
Die prächtige Natur erheitert seine Tage
Und ferne steht des Zweifels dunkle Frage.


En Poemas de la locura
http://personal.auna.com/manuelfrias1/Lecturas/FriedrichHolderlin.pdf

Dos joyas filmadas por mujeres

 En los días en que estuve a media máquina vi dos joyas filmadas por mujeres:  - "Atlantics", película franco senegalesa de Mati D...